Los cuchillos japoneses son una obra de arte y precisión. Pero por muy bien hechos que estén, si no los cuidas como merecen, su filo se va al traste. Aquí tienes los cinco errores más comunes que los arruinan (y cómo evitarlos).
1. Usar una tabla demasiado dura (o demasiado barata)
Si estás usando una tabla de cristal, mármol o plástico duro... párate. Estás rompiendo el filo en cada corte.
Solución: utiliza tablas de madera blanda, como las de hinoki o ginkgo. Son suaves con el filo y ayudan a alargar la vida útil del cuchillo.
2. Guardarlo suelto en un cajón
Ese “clink clink” cada vez que coges un tenedor es el sonido del desastre. El filo se golpea y se desgasta.
Solución: usa una funda (saya), imán de madera o una bolsa para cuchillos. Es inversión mínima, protección máxima.
3. Cortar cosas que no están pensadas para ese cuchillo
¿Estás usando tu Santoku para abrir una calabaza o partir huesos? Mal. Es como usar un bisturí para picar leña.
Solución: cada cuchillo tiene su función. Usa cuchillos tipo Deba o cuchillos de carnicero para cortes duros.
4. Meterlo al lavavajillas
Ni rápido ni eficaz: el lavavajillas daña el filo, los mangos y hasta puede oxidar aceros de alto carbono.
Solución: lávalo a mano con agua tibia, sin detergentes agresivos, y sécalo bien justo después.
5. No afilarlo cuando toca
Esperar a que el cuchillo no corte ni un tomate es esperar demasiado. El filo se va perdiendo poco a poco.
Solución: usa piedras de afilar cada cierto tiempo, incluso aunque el cuchillo “parezca” estar bien. Mantener el filo es más fácil que recuperarlo.
Cuídalo como se merece
Un cuchillo japonés bien cuidado puede acompañarte años. Solo necesita lo justo: buenos hábitos, una tabla adecuada, y no hacerle pasar por cosas para las que no está hecho.
¿Quieres saber más sobre cómo cuidarlo? Mira este post:
👉 5 Errores comunes al usar un cuchillo japonés
